Mi pueblo tiene un aire de
campanas.
Dibuja sus casitas en la loma.
Y floreciendo en alas su mañana,
al cielo azul le presta sus
palomas.
Mi pueblo con su mansa
transparencia
en la barranca deja sus rubores,
presagio de colores su presencia:
La Paz, en mi dolor y en mis
amores.
Y aunque lejos esté, tiene mi
canto.
Hermosa luz de la existencia mía,
blanca paloma de sublime encanto.
Aquí juega la luna entre dos
puentes
y uno encuentra el saludo
diferente.
Bienamada La Paz de mi alegría...
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