En el año 1907 llega a La Paz como Cura Párroco el Presbítero Patricio Pérez Muga, quien permanecerá en nuestra ciudad hasta 1917.
Serán épocas difíciles para este sacerdote de origen español.
En 1915 deberá soportar un grave conflicto con la Municipalidad. Esta, en su Ordenanza General de Impuestos, grava con 20 pesos moneda nacional cada toque de “dobles de campana”.
Ante la negativa del Cura Párroco a abonar dicho impuesto se suscita un juicio que durará más de un año.
Este hecho, tema central del libro, sirve como excusa para conocer aspectos de la vida de nuestra ciudad en los albores del Siglo XX.
“Cuando doblan las campanas”, es mi próximo libro a editar en este año del
Serán épocas difíciles para este sacerdote de origen español.
En 1915 deberá soportar un grave conflicto con la Municipalidad. Esta, en su Ordenanza General de Impuestos, grava con 20 pesos moneda nacional cada toque de “dobles de campana”.
Ante la negativa del Cura Párroco a abonar dicho impuesto se suscita un juicio que durará más de un año.
Este hecho, tema central del libro, sirve como excusa para conocer aspectos de la vida de nuestra ciudad en los albores del Siglo XX.
“Cuando doblan las campanas”, es mi próximo libro a editar en este año del
Bicentenario de la Patria.
Iré adelantando capítulos para que lo vayan conociendo.
Luis Horacio Martinez
CAPITULO I
1. Nace La Paz
Al asumir como Gobernador el General Pascual Echagüe en 1832, reinició para la provincia una hora de relativa paz, que permitió al Gobierno de Entre Ríos sugerir mediante nota enviada al Obispo de Buenos Aires Monseñor Medrano y Cabrera, la creación de nuevos curatos con curas efectivos y un arancel uniforme y general para todos ellos.
Para explicar y detallar los conceptos se envió a Buenos Aires con dicha solicitud al Sacerdote Dr. Francisco Dionisio Álvarez, cura de Paraná y delegado eclesiástico, que viajó munido de instrucciones verbales y escritas. A su regreso vino facultado para crear y organizar nuevos curatos en la provincia. Esta tarea no estuvo exenta de inconvenientes por la escasez de sacerdotes. El delegado eclesiástico se dio a la tarea de recabar información a personas con conocimientos de cada lugar y recién después de prolongado y meditado estudio, pudo el 22 de Julio de 1835 someter a la consideración de Echagüe las divisiones que convenían. Proponía dividir en tres al curato de la capital, formar los nuevos de Victoria y La Paz y otras divisiones en la provincia.
Dice Don Carlos Rodríguez Armesto en su Libro La Paz Antes 1835 -1935: “Considero que la presentación del proyecto del cura Álvarez al Gobernador el día 22 de Julio está ligado al decreto de fundación de esta ciudad de La Paz, aprobado nueve días antes, el 13 de Julio de 1835 por el General Pascual Echagüe quien firmará el “cúmplase” del decreto aprobado por la Sala de Representantes el día 11 de Julio”.
La villa fue creciendo a medida que la situación política lo permitió. El enfrentamiento de los caudillos y sus ejércitos que constantemente hacían avances a zonas fronterizas como La Paz y otros puntos del norte entrerriano ponían a la población civil en zozobra, ya que no le permitía trabajar en paz. Es por ello que la gran mayoría de los documentos existentes fechados en esta villa entre los años 1835-1850, pertenecen a los comandantes militares o sus interinos, como el Coronel Romano Góngora, Valentín Barcos, Martín Santa Cruz y Antonio E. Berón.
Esta documentación permite asegurar la existencia de una población efectiva formada por unos pocos habitantes y un batallón militar con asiento en este punto, con sus respectivas familias.
El comercio existente en esa época se basaba en la venta de leña, cueros y carne a los navegantes que cruzaban por este puerto hacia Corrientes y Asunción, o bajaban a Buenos Aires y Montevideo; estos navegantes fueron con el correr del tiempo quienes se afincaron en la villa, constituyendo sus familias, instalaron comercios y pequeñas industrias.
El 26 de Febrero de 1852 en el periódico “El Iris Argentino” de Paraná, se publicó la nómina de contribuyentes a Rentas Provinciales de Entre Ríos correspondiente a la Villa de La Paz. Allí se pueden leer estos nombres y apellidos: Andrés García, Agustín Maglioni, Bernardo Gastaldo, Bartolomé Faccio, Carlos Ortiz, Francisco Buló, Gil Alderete, Gregorio Parera, Guillermo Pomar, Juan Miño, J. J. Troncoso, Ramón Gelabert, entre otros. En total figuran 33 contribuyentes.
En 1854, el marino norteamericano Thomas J. Page, uno de los tantos viajeros que visitara nuestro suelo, deja en un relato lo que vio en nuestra naciente villa.
Allí cuenta que: “La Paz es un pueblito de 200 habitantes, un lugar muy triste, las casas todas de adobe y no tiene ni siquiera plaza, orgullo y alegría de los pueblos españoles. Tiene una capilla de adobe cuyo campanario formado por un tirante de madera tendido a través de dos postes, consta de tres campanas que dan un alegre repique y llaman la atención de los habitantes a las horas de las misas y oraciones… El cura es un madrileño llegado al país nueve meses atrás. Era inteligente, elegante y pulcro y se sentía muy feliz en el desempeño de su misión de pastor entre esa sencilla gente”.
La capilla mencionada en este relato estaba ubicada en la actual calle San Martín Nº 352 con frente hacia el río Paraná. Y el sacerdote que menciona el navegante fue el Presbítero Francisco I. Sauret.
Por el año 1862 La Paz era un pueblo que crecía lentamente sobre las barrancas del río Paraná. Después de 1848 cuando el pueblo fue reubicado por el Coronel Berón, un censo daba como resultado 70 hogares y 527 personas; en los últimos diez años había duplicado su población.
Muy pocas casas de material rodeaban la plaza principal arbolada de naranjos. Algunos negocios como la pulpería de Tomás Candioti, santafecino, del italiano Basilio Pepino, el café y billares del genovés Nicolás Schiappe y el almacén de ramos generales de Don Juan Bautista Penco, iban conformando un centro comercial.
Muy pocas casas de material rodeaban la plaza principal arbolada de naranjos. Algunos negocios como la pulpería de Tomás Candioti, santafecino, del italiano Basilio Pepino, el café y billares del genovés Nicolás Schiappe y el almacén de ramos generales de Don Juan Bautista Penco, iban conformando un centro comercial.
La entrada y salida del pueblo era por el sur evitando el cruce del arroyo Cabayú Cuatiá, y una calle principal daba el flujo mayor del tránsito proveniente de la campaña. Uno de los lugares de mayor actividad era el puerto donde llegaban carretas cargadas con productos del campo.
Poco más puede decirse por el momento de lo que pudo ser el primitivo asentamiento del hombre blanco en el lugar. Todavía hay mucho por investigar desde la colonia hasta la fundación de la villa.
Fuentes: "La Paz Antes", Carlos Rodriguez Armesto - "Birrinchín", Julio Oscar Blanche
(Hasta una próxima entrega)