EL "TINO" OJEDA
Eran mágicas las noches...
de la mano de mi padre entraba a aquel gran gimnasio,
el humo llenando el aire
y los gritos de la gente iban quebrando al silencio;
peleaba el “Tino” esa noche y era el crédito del pueblo,
presintiendo su llegada las tribunas lo aclamaban,
bajo las luces redondas el “Tino” alzaba sus manos,
para mí era un superhéroe que a mi mundo se acercaba.
El sonar de la campana me despertaba del sueño,
el “Tino” buscaba el centro, desde el rincón le gritaban:
“dale Tino con la izquierda, mantenelo a la distancia,
ahora si con la derecha, dale que no quiere nada”.
Una izquierda, una derecha, después un gancho certero,
el rival busca las cuerdas, el final ya se acercaba.
Vi volar la blanca toalla desde la esquina cercana,
el “Tino” alzaba sus brazos, la gloria ya lo alcanzaba,
la tribuna que clamaba: borombombón, borombombón,
es “Tino Ojeda”… el gran campeón.
Después llegaron los años, fue dejando los combates,
más fue enseñando el oficio a otros que también soñaban
llegar un día muy lejos, ver su nombre en los carteles,
y el gritar de las tribunas alguna noche esperada.
Y un triste día la vida le encontró la guardia baja
y con un certero golpe casi lo puso nocaut,
se levantó varias veces, si hasta quiso armar su guardia,
él que nunca había besado la lona en tantas peleas
ahora estaba de rodillas escuchando aquella cuenta…
Dicen que buscó un trofeo, y se abrazó a sus recuerdos,
la vista se le nublaba y todo le daba vueltas,
fue siguiendo aquel conteo… ocho… nueve…out;
y aunque sintió que perdía por nocaut su corazón
escuchó aquellas tribunas que gritaban como entonces:
“borombombóm… borombombón,
es “Tino Ojeda”, el gran campeón.
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