"EL LOCO OSUNA"
Quizás, perdió sus sueños en algún recodo de la angustia.
Buscó una mirada en algún momento
pero aquellos ojos miraron el suelo,
quizás, tendió una mano esperando otra
y la volvió a recoger… sola… muy sola…
y entonces quizás, ¡ojo!, solo estoy imaginando,
su vida ya no fue suya… ni de nadie…
pasó a ser el “loco de calle”,
el que andaba los caminos confundiendo las horas,
aquél a quien un día le alcancé una moneda,
pero con el que nunca me animé
a compartir su pena…
Pantalón a media asta y alpargatas embarradas,
la espalda doblada y el pelo enmarañado
a veces te miraba, desvariando frases,
yo buscaba en sus ojos, algún sueño olvidado.
El “loco de la calle”, le decía la gente,
y muchos no entendían ese andar por la vida,
repitiendo las horas, repitiendo los días
con su bolsa de penas arrastrando una herida.
Acariciaba un perro, saludaba a las plantas,
corría tras las hojas que el viento se llevaba,
y una noche en verano, muy cerquita del río
le escuché que la luna sus cuitas le contaba.
Caminaba despacio total nunca llegaba
bailaba en las esquinas, a veces zapateaba,
se reían los niños con aquellas locuras,
y los ojos del “loco” también se iluminaban.
Un día no lo vi,… y me faltaba “el loco”,
me di cuenta ese día que lloraba la aurora,
lo extrañaba la calle, lo niños no reían,
porque faltaba “el loco”, el del reloj sin horas.
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