"ELOY... EL DEL CEMENTERIO"
Yo recuerdo que mi padre
de vez en cuando contaba,
de aquél joven, casi niño
que entre las cruces andaba;
por intrincados senderos
con su carga de misterios,
entre las tumbas estaba
Eloy, el del Cementerio.
A veces cuando llegaba
algún cortejo doliente,
se escondía entre las sombras,
se alejaba de la gente,
más si alguien lo veía
saludaba desde lejos,
y florecía en sonrisas
Eloy, el del Cementerio.
Tardes de siesta y solapa,
el río, nuestro destino,
derecho a la Cruz Mayor
para acortar el camino;
y al volver de nochecita
en nuestros labios un ruego:
-Virgencita, que no salga-
Eloy, el del Cementerio.
Han pasado tantos años,
tantos recuerdos guardados,
y hoy al mirar esta foto
volví caminos andados,
de siestas y mojarreros,
de duendes y de misterios,
de aquel que andaba entre tumbas,
Eloy, el del Cementerio
Guesnay, decían era el padre de Changalay
ResponderEliminarSobre Miquico hay una anécdota mitológica, no se si será cierta. Cuentan que un día estaba Miquico parado en la puerta del cine Urquiza, cuando pasa por la vereda una señorita vestida toda de verde; a la cual Miquico piropea "Adiós mi cotorrita, como quisiera ser tu lorito" a lo cual, la señorita en cuestión respondió rapidamente y sin piedad "Yo nunca ví un lorito que tenga el buche en el lomo"
Yacaré, efectivamente se llamaba Lorenzo Espíndola. En los últimos años de su vida que vivía en el Hogar de Ancianos algunos adolescentes le cronometraban el tiempo que tardaba en hacer una cuadra; a lo que él respondía "Hijo e´ puta"
Alguien se acuerda de Carero. Andaba con muletas. Le faltaba una pierna. Decían que había sido un gran jugador de fútbol. Habría jugado en Ministerio de Paraná