"DON RAMÓN"
No me lloren,
por favor no quiero sus lágrimas,
ni siquiera vale la pena la angustia contenida.
Hoy anduve con mis pasos cansados,
me encontré con los ojos de la calle,
con las palomas del guinche del puerto,
con los gurises
pintando un cielo de mojarreros en el muelle bajo,
y en cada uno de esos seres y esas cosas
sentí la pena que dejaban al viento
por el amigo muerto…
Cada pedazo de asfalto… cada baldosa… cada árbol…
buscaban mi presencia.
y al marinero parado en la esquina
cada ruido, casi imperceptible,
le recordaba a mi bastón golpeando el suelo.
Alguna vez quise contarles
que magia tenía el andar por las calles,
el llegar a un zaguán con la mano tendida
y sentir la clemencia de un pedazo de pan.
Hoy mis ojos cansados de ocultar tantas sombras
descubrieron la luz que a veces encontraban
cuando aquellos gurises en ronda me cercaban…
-juguemos Don Ramón… que la tarde se acaba-
Por eso no me lloren, ¡a enjugar esas lágrimas!,
la muerte se ha llevado esa angustia de siglos
y una mano muy tibia, quizás la que esperaba,
ha llegado muy tibia y se ha posado en mi alma.
...
Y a pesar de estas palabras que dejó en su legado
hay un llanto en la costa y el sol se ha recostado...
por el cielo cabalgan las palomas del puerto…
y hay un grito de angustia por el amigo muerto.
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