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viernes, 13 de agosto de 2010

DE MI LIBRO "PINCELADAS"


LAS COMETAS

Recuerdo,

cuando llegaba el “tiempo de las cometas”.

Todos los gurises del barrio íbamos

al “Tiro Federal” o a la “Usina vieja”

con nuestros barriletes bajo el brazo.

Alguna cometas,

llevaban los colores del cuadro favorito,

otras, la mayoría, las noticias de algún día.

A veces, algún gurí traía alguna cometa rara: una bomba, algún mediomundo;

y un día uno trajo un “cajón”.

Esta cometa tenía la forma

de una caja y llevaba luz en su interior,

un foquito alimentado a pila la iluminaba.

La hacían remontar a la nochecita

y con las primeras sombras,

solo se veía la lucecita allá en lo alto.

Era linda, pero a nosotros nos gustaban mucho más

nuestros simples barriletes de diario,

si se cortaban no perdíamos mucho.

Varillas de caña bambú, tirantes parejos,

un ovillo de piolín,

un poco de engrudo en un tarrito

(por si alguna cometa se despegaba)

y ya estaba listo... a volar,

a llevarles a las nubes

nuestros simples y castos sueños de gurí.

Me olvidaba... ¡la cola!, mil colores jugando

en un cielo azul y provinciano.

¡Cuántas veces me ligué un buen “chirlo”

por romperle a mamá un vestido que aún servía!.

Algunas tardes, se escuchaba un coro

destinado a aquellas que no podían remontar,

el silencio se llenaba de un solo grito:

“empachada... empachada...,

andá que te la mida la vieja”.

A veces, el viento amigo se hacía rogar,

entonces, todas las voces se alzaban juntas

para elevar el ruego:

“cachilito, cachilito, sople viento cachilito”.

Algunos días cuando éramos muchos,

atábamos un palito en la cola,

colocábamos allí una hojita de afeitar

y jugábamos a “la cortadita”.

A veces, volvía a casa contento, triunfante,

otras (la mayoría de las veces)

con sólo un poco de piolín en el bolsillo.


“...Un sueño de papel remonta vuelo,

dialoga con los árboles y sube

se pierde el barrilete entre las nubes

y el alma del gurí conoce el cielo”.




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